En Valencia, el director de Ítaca Espacio Cultural eligió un tema muy entrañable para hablarnos de la ética y la nobleza de las relaciones humanas: La moral en Egipto.
Más que las Pirámides y los templos egipcios, que han sobrevivido como testimonio de la grandeza de ese pueblo, el mayor tesoro de Egipto fueron sus valores, su forma de entender y vivir la vida y la muerte.
José Manuel Alabau fue hablándonos de las costumbres de este pueblo, que edificaba pirámides en honor de la divinidad, donde no había esclavos, donde la vida era una escuela de aprendizaje para expresar un sentimiento religioso que impregnaba todas las cosas, y donde se congeniaba el amor a la patria física con el anhelo de la patria espiritual, el Egipto celeste o Amenti.
Los escritos funerarios que nos han quedado nos hablan de la mística de este pueblo, con el Peso del Corazón, el Libro de la Oculta Morada, y la Confesión Negativa, como documentos gráficos de un pueblo para el que el contacto con lo sagrado era cotidiano. La idea de la reencarnación en lo religioso, el sistema piramidal y el sentido de justicia en lo organizativo, el amor por el trabajo, la educación y la elevación de la conciencia es una parte importante del patrimonio inmaterial que este pueblo nos ha legado.