Al igual que Platón, Aristóteles sostiene que la virtud nos ayuda a buscar la felicidad y esa es la base de la ética. A diferencia de Platón, Aristóteles enseña que para conseguir la virtud, hay que ejercitarse en su práctica, que la felicidad no es un estado sino una actividad, y que el placer no es la felicidad sino una consecuencia de la virtud.
Como el hombre es social, necesita a los demás para alcanzar la felicidad completa. Será por medio del ejercicio de la justicio como conseguirá este objetivo.