Mercedes Moreno, instructora en el laboratorio de música, ha explicado la extraordinaria dimensión de la música como elemento de cohesión social y su importantísimo ascendente en la educación pública, como su estrecha integración en el lenguaje a través de la épica, la lírica y el teatro. Todo griego que se preciara debía saber tocar algún instrumento musical y ¿cómo no?… también cantar y bailar. Es por ello que, desde la más tierna infancia, hasta en la belicosa Esparta, se enseñaba esta disciplina junto con la gimnasia, como dos vehículos fundamentales para la transmisión de valores éticos y estéticos en la formación de los ciudadanos.
Los instrumentos preferidos eran el aulos y la lira, de cuyas historias míticas ha dado buena cuenta la disertante, para luego ofrecer al público pequeñas piezas musicales ejecutadas por el primero de ellos.
La historia de la música en Grecia ha llevado a Mercedes a mencionar en detalle las aportaciones del genial Pitágoras y también del gran filósofo Platón, quien hacia especial hincapié en que la melodía y el ritmo en una composición musical tienen que acompañarse del orden, la proporción, la medida, la unión y la belleza para dar como resultado una sonoridad armoniosa de sencillez sin artificios.