¿Te imaginas cómo debía de ser en el s. VIII a. C. estar en Olimpia viendo o participando en unos juegos olímpicos?
Los que hemos tenido la suerte de poder estar presentes en los JJ. OO. que se han celebrado este pasado mes de agosto en Chinchilla de Montearagón (Albacete), hemos podido revivir un poquito ese espíritu deportivo que se remonta nada menos que al año 776 a. C. Ver, vivir y sentir ese entusiasmo, tanto en los participantes como en los espectadores, nos ha llenado de orgullo por el hecho de poder estar allí y sentirnos durante unos días un poco griegos y atletas.
Como se mencionaba antes, las primeras Olimpiadas se celebraron en el s. VIII a. C. en Olimpia, Grecia. Esto se sabe porque se han encontrado documentos donde se escribió por primera vez los nombres de los ganadores de una carrera, aunque es posible que anteriormente ya se hubiesen celebrado otros y no se anotasen. Los JJ. OO. y Olimpiadas, originalmente se llamaron así porque se celebraban en el monte de Olimpia en Grecia. Cada cuatro años se reunían, entre los meses de julio y agosto, los mejores atletas de cada ciudad-Estado de la antigua Grecia para competir en honor a Zeus, dios padre de la mitología griega. Dato curioso es que, mientras se celebraban los juegos, las guerras y conflictos que hubiese entre ciudades y reinos se paraban. ¡Esto ya nos da una pista de la importancia que tenía este acontecimiento!
El valor de los Juegos Olímpicos fue múltiple: representaban una manifestación religiosa de acercamiento a los dioses, contribuían al desarrollo armónico del cuerpo y el alma y favorecían la amistad entre los pueblos y ciudadanos.
Cuenta Pausanias, historiador griego, que Heracles Ideo y sus cuatro hermanos corrieron a Olimpia para entretener a Zeus cuando este acababa de nacer; Heracles fue el primero en llegar y, como premio, le colocaron una corona de olivo en la cabeza. Así nos cuenta la leyenda cómo empezó la celebración de los JJ. OO. en honor a Zeus.
Otra teoría, según el escritor griego Píndaro, es que fue uno de los hijos de Zeus quien construyó el primer estadio olímpico en honor a su padre…
Históricamente, las Olimpiadas duraron más de mil años antes de que se prohibieran. Y no fue hasta el año 1850 de nuestra era cuando un médico británico, William Penny Brookes, organizó unos JJ. OO. en Wenloock —unos juegos locales en un pequeño pueblo inglés de Much Wenloock—, porque quería recuperar las Olimpiadas en nuestros tiempos modernos.
Estos, a su vez, inspiraron a un joven aristócrata francés, Pierre de Coubertin (1863-1937), deportista y educador a quien le interesaba el éxito de la cultura deportiva en la Inglaterra victoriana. Coubertin creía que el atletismo competitivo desarrollaba valores morales y sociales como el compañerismo, el juego limpio y el orgullo nacional, además de fomentar la fraternidad y competencia pacífica entre naciones. Y así fue como se convirtíó en el fundador de los JJ. OO. modernos.
Volviendo a la historia, el estadio de Olimpia, el Panathinaikó, se construyó en el año 329 a. C. Se le llamaba también “Kallimarmaro”, que literalmente significa ‘mármol hermoso’, porque estaba construido en mármol pentélico de un color dorado brillante. Curiosamente, se construyó sobre una estructura de madera más antigua, lo que nos puede dar una pista de que antes de ese año ya existía otro estadio más antiguo aún.
En las antiguas Olimpiadas, solo participaban los ciudadanos varones y libres de Grecia, estando vetadas a los esclavos, los residentes extranjeros y las mujeres. No fue hasta el año 1900, en los JJ. OO. de París, cuando por primera vez las mujeres empezaron a participar, pero solo en tenis y golf. En el año 1912 se añadió la natación femenina, y a lo largo del s. XX más eventos para mujeres. Por fin, en 1991 se declaró que todos los deportes nuevos que se agregaran debían ser para ambos sexos. Y en 2012 se añadió el boxeo femenino en los JJ. OO. de verano de Londres. ¡Ello supuso la igualdad en el programa olímpico por primera vez en la historia!
De ser originalmente unos juegos de origen religioso y deportivo, pasaron a ser una actividad deportiva amateur en la Inglaterra rural y, luego, un evento internacional, hasta la actualidad, en que son una celebración global de diversidad, competencia pacífica y perseverancia.
Es en el año 1894 cuando se gestan los JJ. OO. en la Universidad de la Sorbona en París y se funda el primer Comité Olímpico Internacional, el COI, cuyo primer presidente fue Demetrio Vikelas, de Grecia. Los juegos inagurales fueron en Grecia, país de origen de Vikelas y lugar de nacimiento de los JJ. OO. La idea era que la ciudad anfitriona rotase cada cuatro años para así internacionalizar más los juegos. Ello supuso que, desde los primeros Juegos Olímpicos modernos en 1896, estos no volviesen a Atenas hasta el año 2004, coincidiendo con el 100 aniversario de los juegos.
Fue Pierre de Coubertin quien creó las bases y reglamentos de los JJ. OO. modernos, las ceremonias de inauguración y clausura, el reglamento de competición y las medallas olímpicas. Los juegos modernos se inauguraron el 5 de abril de 1896 en Atenas y duraron del 6 al 15 de abril, participaron 14 países y 241 atletas en 9 deportes y 43 eventos deportivos, en un estadio lleno al completo por 80.000 espectadores; y llegaron por mar desde Europa, Oceanía y América del Norte, porque claro, en aquellos tiempos no había aviones como ahora. Es curioso que al principio solo se daban medallas a los ganadores del primer y segundo puesto, una rama de olivo y un diploma de parte del rey Jorge I de Grecia, que fue quien presidió las ceremonias de inauguración y clausura de los juegos en su país natal.
Es muy bonita la historia de cómo, dos mil años después, un adinerado benefactor griego, Evangelos Zappas, pagó por la excavación y restauración del estadio, para celebrar unos JJ. OO. nacionales, entre los años 1859 y 1888. Crearon un gran precedente para los JJ. OO. inaugurales de 1896.
Los anillos del emblema olímpico son debidos a los cinco continentes del mundo, y los colores se eligieron por la combinación de los colores de cada bandera nacional; fue creado por Coubertin en el año 1912, dieciséis años después. Los anillos están enlazados como símbolo de unión y se oficializó en 1920 en los JJ. OO. de Bélgica. Los símbolos de los JJ. OO. son la antorcha, la bandera, el juramento, el himno y la corona de olivo. Y, ya para acabar, una curiosidad más: el lema de los JJ. OO. es “Citius, Altius, Fortius”, que significa ‘más rápido, más alto, más fuerte’. Ello es un llamado a los atletas para que se esfuercen por la excelencia personal en todo lo que hagan. Fue creado por el padre Henri Didon, gran amigo de Coubertin; en el año 2021 se añadió “Communiter”, que significa ‘juntos’.
Así que, desde Sabadell, celebramos que podamos seguir por muchos años más yendo a Chinchilla a celebrar y participar en estos fantásticos JJ. OO., emulando a esos valientes griegos que, un día, decidieron que el deporte es algo más que competir y superar retos deportivos. Que el espíritu original de estos juegos nunca se pierda, o sea, la fraternidad, el compañerismo, el pacifismo, la perseverancia y los valores sociales y morales.
Sabadell tuvo el honor de llevarse tres medallas: una de plata y dos de bronce, gracias a las compañeras Maider Veliz, Aida Toro y el grupo de teatro de Sabadell, en las categorías de música, carrera de 4x400m y teatro respectivamente.
Ahora ya con muchas ganas de que lleguen los próximos JJ. OO. y volver a vivir esos instantes mágicos de competición y compañerismo. Lo de menos es ganar, lo importante es participar y superarse y poder decir: ¡yo estuve allí, lo viví y no lo voy a olvidar jamás en la vida!
Como dijo Coubertin: La vida es simple porque la lucha es simple. El buen luchador retrocede pero nunca abandona. Se doblega pero no renuncia. Si lo imposible se levanta ante él, se desvía y va más lejos. Si le falta el aliento, descansa y espera. Si es puesto fuera de combate, anima a sus hermanos con la palabra y su presencia. Y hasta cuando todo parece derrumbarse ante él, la desesperación nunca le afectará…