En Nueva Acrópolis Elche llevamos a cabo una enriquecedora actividad centrada en el mito del laberinto de Teseo y el Minotauro, una historia que forma parte del patrimonio cultural de la humanidad. La propuesta no solo buscaba narrar el relato clásico, sino también profundizar en su simbolismo y en las enseñanzas que puede ofrecer en nuestra vida cotidiana.
La actividad comenzó con una introducción que invitaba a los participantes a reflexionar sobre la pregunta: ¿Cuál es tu laberinto? Este cuestionamiento sirvió para explorar los momentos en los que nos perdemos, tomamos decisiones difíciles o enfrentamos nuestras propias sombras. Se explicó que el laberinto, más allá de su estructura física, es un potente símbolo de los caminos internos y externos que recorremos en nuestra existencia.
Se recordó el famoso relato de Ariadna y su hilo, símbolo de guía y esperanza en medio de la incertidumbre. Con esta referencia, se propuso una mirada diferente al mito: entender el laberinto como un espacio de introspección, donde cada decisión y cada sombra nos enfrentan a nuestro ser más profundo. ¿Qué nos enseña el hilo de Ariadna como guía en un laberinto de decisiones? ¿Cómo podemos usar esa línea de esperanza y racionalidad para encontrar nuestro camino en la vida?
Durante la actividad, se abordó también el simbolismo del Minotauro, esa sombra que representa nuestros miedos, inseguridades y aspectos oscuros. Se invitó a los participantes a reflexionar sobre cómo enfrentarse a esas sombras con razón y valentía, y a entender que no todos los caminos en el laberinto son rectos ni fáciles, pero todos ofrecen posibilidades de crecimiento y autoconocimiento.
El encuentro promovió el diálogo y la conexión con la tradición clásica, pero desde una perspectiva contemporánea, resaltando que cada uno puede construir su propio camino y descubrir salidas donde parecía no haberlas. La metáfora del laberinto sirvió para motivar a los asistentes a reflexionar sobre sus propias rutas, desafíos y la importancia de mantener la esperanza y la razón ante las dificultades.
En definitiva, esta actividad fue una oportunidad para reflexionar, conversar y conectar con un mito universal, entendiendo que en el laberinto de cada uno de nosotros, reside la capacidad de encontrar salidas y construir nuestra identidad a través del valor, la introspección y la sabiduría.
