Desde Nueva Acrópolis Sabadell, recientemente tuvimos el placer de presentar una conferencia sobre los mitos catalanes. Se habló, como no, del mito catalán más famoso, el de San Jorge y el dragón, así como otros también muy conocidos e interesantes.
Explorar los mitos catalanes con un toque filosófico es emprender un viaje interior que nos invita a cuestionar, a pensar y a transformarnos. Es descubrir que la cultura no se limita a las formas artísticas o literarias, sino que es un rico tejido de sabiduría que nos habla sobre nuestro pasado, nos ilumina el presente y nos inspira para el futuro. En este sentido, cada mito es una lección de vida, un recordatorio de nuestra capacidad de trascendencia y de la investigación inacabable del significado y la verdad.
Con una mirada filosófica, podemos interpretar estos mitos como metáforas de la condición humana. Tomemos, por ejemplo, la leyenda del Dragón: más allá de ser un enemigo a vencer, este monstruo representa las fuerzas internas que nos desafían a equilibrar nuestra razón con la pasión, el caos con la serenidad. Así, el relato se convierte en una reflexión sobre la dualidad inherente a la existencia, donde la lucha contra el “dragón interior” es esencial para lograr la plenitud personal.
Los mitos, por su naturaleza simbólica, nos invitan también a meditar sobre la relación entre lo visible y lo invisible, entre lo material y lo espiritual. En cada leyenda se encuentra una doble lectura: una literal y una metafórica, donde el mito acontece una especie de manual de vida que nos guía en la investigación del sentido. Este diálogo entre la realidad y la fantasía nos recuerda que, tal como la luz necesita la sombra para brillar, nuestro camino hacia el conocimiento está formado también por las dificultades y los misterios que nos desafían constantemente.
Por otro lado, el Gigante, con presencia imponente, nos recuerda que nuestra existencia no es solitaria, sino que se teje en una red de relaciones y tradiciones. La figura del Gigante nos habla de la importancia de la raíz y de la solidaridad colectiva, un llamamiento a reconocer que el bienestar individual a menudo depende de la fuerza del grupo. Es, en esencia, una invitación a mirar más allá del yo y a celebrar la riqueza que nos aporta la comunidad.
Los mitos catalanes son velas que iluminan el camino de nuestra identidad, una herencia rica y polifacética que atraviesa el tiempo con su magia y misterio. En cada relato, desde el Dragón que simboliza la lucha entre la orden y el caos hasta el Gigante que evoca la fuerza de la comunidad, se revelan los conflictos y las aspiraciones de nuestra alma colectiva.
