Japón es un país fascinante y lleno de contrastes. Por una parte nos encontramos con una serie de tradiciones que hablan de elementos religiosos y mitos de la creación del mundo, junto a la famosa ceremonia del té, el arte florar Ikebana o las artes escénicas; y todo ello coexiste con una de las tecnología más avanzada. Aunque más allá de esa aparente modernidad encontramos a un pueblo muy apegado sus valores y tradiciones. La moralidad de este país está basada en lo que es beneficioso para el grupo. Por ello, es muy importante para ellos hacer bien las cosas. Parte de esta herencia se la deben a las artes marciales. En realidad, toda la vida de los Japoneses, está altamente influenciadas por el bushido, el camino del guerrero.
Los samuráis eran la clase guerrera que más tarde se convertiría en la clase social con mas poder e influencia en Japón durante siglos. Seguían unas reglas, una forma de vida, de pensamiento y un código ético muy estricto. Así era el bushido o camino del guerrero. Este camino se basaba en una serie de valores como la lealtad, el sacrificio, la justicia, el honor… muy influenciado por el budismo zen y el confucianismo.
El zen une mente y espíritu por medio de la meditación. Gracias al zen los samuráis mantenían la calma en la batalla y no dejaban que el miedo hiciera mella en ellos. Los japoneses de hoy día son personas calmadas y pacientes, gracias a la herencia del bushido. El valor de la sinceridad, la compasión, la honradez y la cortesía, son enseñanzas que siguen muy vigentes entre ellos.