Personaje excepcional, y último testigo de la Generación del 27, fue uno de los inductores del movimiento surrealista. Intelectual sin obra concreta, aunque solo en apariencia. Estudió en la Institución Libre de enseñanza donde conoció y forjo una gran amistad con Federico García Lorca, Luis Buñuel y Salvador Dalí. El genio creador de sus amigos no hubiera sido el mismo sin la fértil influencia provocadora y vanguardista de Pepín Bello.
Fue una charla muy emotiva, en la que todos fuimos testigos de la admiración y el cariño con la que Francisco Vaquero elogió a su maestro.