Éstas eran más ceremonias religiosas que eventos populares, lo cual les daba un valor que el barón quiso traer a los tiempos modernos. Este valor, este espíritu, era el Olimpismo, un valor que el mundo moderno necesitaba (y tal vez necesita) desesperadamente.
Pero ¿qué es el Olimpismo? El barón lo describe como «una Filosofía de la vida, que exalta y combina las cualidades del cuerpo, la voluntad y el espíritu». Cooperación, perfeccionamiento constante, juego limpio, alegría en el esfuerzo… son solo algunos de valores que conforman el Olimpismo, y que el Barón nos quiso dar en los Juegos Olímpicos modernos, en los cuales aún ahora se percibe un ambiente especial. Y está llena la historia de ejemplos de ello: rivales que se ayudan entre ellos, caídas que se encuentran con una mano que ayuda a levantarse (¡la mano de un rival!), resistencia del cuerpo y la mente puesta al límite, etc. Y todo por acabar la carrera, por no rendirse, por LLEGAR.
Estas cosas no ocurren en una competición normal.
Muchas gracias a José Edo, entrenador de la Escuela del Deporte con Corazón en Castellón, por acercarnos la idea que se quiso transmitir a los Juegos Olímpicos, que aun semienterrada bajo el flamante espectáculo que rodea estos eventos, deja brillar, tenuemente, su luz para todos aquellos dispuestos a verla.