Dicen las malas lenguas que la astrología es una parodia, una pseudo-ciencia que no sirve para nada. Desde luego, una mirada superficial que no llega a lo profundo de las cosas puede llegar a esta conclusión. Pero un mirar más profundo podría hacernos cambiar de idea.
Esta mirada más profunda es la que se intentó emplear en la charla-coloquio que organizó Nueva Acrópolis Castelló. Para ver que, si la astrología es algo tan carente de fundamento, por qué se la tenía en tan alta consideración en civilizaciones e imperios antiguos y no tan antiguos. Por ejemplo, el papa Julio II se reconocía como astrólogo. Los reyes y emperadores de la antigüedad se hacían acompañar siempre de un astrólogo. Y consultaban sus decisiones con él. Así podríamos seguir poniendo muchos ejemplos más.
Lo cierto es que la astrología, según se comentó, es una ciencia muy exacta. Antiguamente, se estudiaba un conjunto de 3 ciencias: Astronomía (movimientos, situación y características físicas de los astros). Astrología (características energéticas de esos mismos astros). Y Horoscopía (las relaciones y formas en que estas energías afectan a otros astros y al ser humano). Todo se estudiaba con el ánimo de entender y aprovechar las influencias naturales para que el ser humano se pudiese conocer y mejorar a sí mismo, conseguir un fin determinado, etc.
Hoy en día, las bases que regulaban esa ciencia se han diluido y malinterpretado hasta el extremos en los cuales resulta muy complicado distinguir lo real de lo puramente especulativo. Es necesario, se explicó, entender esta amplia ciencia en todo su conjunto, mediante una labor de investigación y comparación seria.
Por ejemplo, comparar la astrología que conocemos en Europa con la de otros lugares (China, los antiguos Mayas…) saca a la luz parecidos ente unas y otras que no pueden ser sencillamente anecdóticos.
Así pues, en conclusión: no importa bajo qué signo haya nacido cada uno, ni la carta natal, pues estas son solo partes del gran retrato de lo que es un ser humano, y nunca actúan más que como punto de partida.
Cada uno tiene en la mano la llave de su propio crecimiento, y las herramientas para trabajar sobre sus defectos y carencias. La astrología solamente facilita el ver esa llave y esas herramientas.