Francisco Sánchez, filósofo y profesor de Nueva Acrópolis, impartió en el Espacio Luzarra de Bilbao una conferencia sobre la filosofía como camino que conduce al autoconocimiento y a la felicidad, a la que siguió un coloquio.
La idea de felicidad actual se define como el estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno.
El profesor refutó esta definición argumentando que la felicidad no se puede sustentar en un estado de ánimo. A cada momento de disfrute le sigue uno de dolor, ya que placer y dolor son las dos caras de la misma moneda. Tampoco puede depender de circunstancias exteriores.
Entonces, habría que remontarse atrás en el tiempo para entender el verdadero sentido de la palabra felicidad, que hunde sus raíces en el latín y se asociaba a fértil, fecundo, fructífero. Filosóficamente, el ser humano se vuelve fecundo cuando madura, cuando trabaja sin egoísmo y se conoce a sí mismo.
¿Sería entonces la felicidad el resultado de un trabajo interior y no del azar y las circunstancias?