Esta valiente mujer fue una excelente filósofa, científica y maestra que vivió en Alejandría, capital del conocimiento en la Antigüedad. Destacó no sólo como filósofa, también como matemática y astrónoma.
En torno al año 400 Hipatia se había convertido en líder de los neoplatónicos alejandrinos, y se dedicó a la enseñanza, centrándose en las obras de Platón y Aristóteles. La casa de Hipatia se convirtió en un centro de instrucción donde acudían estudiantes de todas partes del mundo romano, atraídos por su fama. Entre sus alumnos había cristianos, como por ejemplo su alumno predilecto,Sinesio de Cirene. El propio Sinesio manifiesta con elocuencia la devoción que Hipatia despertó en sus discípulos: en la carta 16 de su epistolario la saludaba como «madre, hermana y profesora, además de benefactora y todo cuanto sea honrado tanto de nombre como de hecho».