Entrevista a Carina Paulinelli. Ella diseña vestuario para teatro, es ingeniera textil e imparte clases de forma voluntaria en la organización internacional filosófica Nueva Acrópolis en Barcelona. Es responsable de la formación de los voluntarios.
Cuéntanos el secreto para que un voluntario no pierda el entusiasmo.
Sospecho que el secreto está dentro de cada uno… Yo creo que es importante recordar continuamente la finalidad de lo que se hace, conocer las necesidades de nuestro entorno y saber que todos somos útiles. Además, una formación continuada donde sigamos aprendiendo, ayuda mucho.
¿Cuáles son los puntos clave de la formación que dais?
Nos apoyamos en los grandes filósofos y filósofas de todos los tiempos y sus enseñanzas éticas para vivir. Ellos consideraban que se puede ir desarrollando, por ejemplo, la voluntad para llevar las ideas a la acción; la tolerancia para poder trabajar en equipo y la generosidad para ser útiles a otros.
La formación se basa en comprender los valores humanos atemporales para ponerlos en práctica con la acción solidaria.
¿Cómo se desarrolla?
Proponemos talleres de filosofía y voluntariado: en clase se aprende la parte teórica y en proyectos de voluntariado se pone en marcha. Tres horas a la semana en total.
¿El número de voluntarios aumenta cada año?
Sí, creo que hay una gran generosidad innata en todas las personas, aunque a veces esté dormida. Actualmente aumenta la concienciación social a la par que las desigualdades que vemos todos los días en los informativos…
Nuestra Organización Internacional, Nueva Acrópolis, cuenta con más de 28.000 voluntarios que realizamos proyectos sociales, ecológicos y culturales en todo el planeta. Estamos intentando crear una red social de voluntarios-filósofos.
Y tú,¿desde cuándo eres voluntaria?
Desde hace diez años, los más felices de mi vida.
¿Y qué has hecho en estos años?
He llevado el proyecto de teatro de sombras chinas que transmite valores humanos a través de cuentos; he hecho limpieza de ríos, plantación de árboles, plantación de huerto, he pegado muchos carteles, imparto clases de filosofía, doy conferencias…
¿Cómo lo compaginas con el trabajo diario?
Pues es simple: por la mañana y mitad de la tarde, tengo mi trabajo, como todo el mundo. Luego, algunas tardes participo como voluntaria. Como hago lo que me gusta, y es algo útil, no se me hace pesado. La gente cree que los voluntarios somos gente desocupada, pero las encuestas demuestran que, al contrario, el voluntario suele trabajar, estudiar, cuidar familiares y además sacar tiempo para los demás.
¿Qué es lo que más te llena?
Poder ayudar y ser útil. Saber que estoy participando de un gran cambio social en estos momentos complicados de la historia.
¿Cómo hacen los que quieren empezar una aventura como la tuya?
Que se apunten al taller de filosofía y voluntariado para fortalecerse y crecer. Hay que querer dar y ayudar a los demás y disponer de un poco de tiempo. Pero, sea en Nueva Acrópolis o en cualquier otro sitio, ¡que se muevan, qué sueñen y actúen por un mundo mejor!