En esta pequeña clase se dieron algunas pautas para un uso más correcto de la voz, un instrumento muy personal y a la vez delicado. Todo va por dentro y se trabaja por sensaciones al no poder ver lo que está pasando en nuestras cuerdas vocales, y todo lo que ponemos en marcha tanto al hablar como al cantar.
Lo primero que se hizo fue soltar y destensar partes del cuerpo como el cuello, los hombros y también la musculatura facial y la lengua, donde acumulamos mucha tensión sin darnos cuenta. Tras esto, localizamos el punto de apoyo desde donde dirigir y administrar el aire que usaríamos al cantar. Ese punto, situado un poco por encima del ombligo, se trabajó haciendo uso de algunas consonantes pronunciadas con fuerza y moviendo hacia adentro ese punto localizado. Finalmente se hicieron algunos ejercicios de respiración en los que se cogía aire en siete tiempos, se retenía en cuatro haciendo uso del apoyo anteriormente ejercitado, y se soltaba en un hilo de aire primero en veinte y luego en treinta segundos, teniendo que administrar correctamente el aire para no quedarnos sin él antes de que terminase el tiempo. Al finalizar esta pequeña práctica ya estábamos listos para cantar, con la voz algo más consciente y trabajada.