Nuestro día a día está cargado de cosas tales como trabajo, desplazamientos, diferentes tareas, encuentros con conocidos, llamadas telefónicas, vídeos y chat en Internet, etc Basta pararse un momento a mirar para darse cuenta de que el silencio es algo que rara vez tiene cabida en un día típico de nuestra vida.
Sin embargo, diversos estudios han demostrado que el silencio no es que sea bueno, es que es necesario para mantener un correcto equilibrio físico, emocional y mental, y por lo tanto, espiritual. El silencio no consiste únicamente en no tener ruido alrededor, sino también librarse de distracciones e interferencias que crucen nuestra mente a toda velocidad, arrebatándonos nuestra atención.
Es necesario practicar más el silencio, buscar un ratito cada día para estar con nosotros mismos, con tranquilidad. Esto sólo tendrá beneficios: nos pondrá de mejor humor, nos permitirá concentrarnos mejor en las tareas que tenemos enfrente… e incluso, investigaciones con ratones (llevadas a cabo en la Duke University por la bióloga Imke Kirste) sugieren que el silencio es capaz de regenerar neuronas. Podéis leer el artículo de investigación completo (en inglés) en este enlace: https://rdcu.be/bFwdc
El silencio también nos permite prepararnos para apreciar mejor el Arte: un recital de poesía, un concierto, una obra de teatro… Hay silencios que nos animan, otros que nos hacen sentir tristes, otros que sirven para mostrar respeto…
En general, pues, podemos afirmar que el silencio puede ser una eficaz herramienta que nos permite acercarnos a lo que está oculto, a la realidad tras la apariencia.