Para inaugurar un nuevo ciclo de actividades on line sobre los héroes, Leticia Darriba trató sobre el héroe sumerio Gilgamesh. Es el rey tirano de Uruk, y su pueblo oprimido pide ayuda a los dioses y estos a Enkidu, para que lo combatiera y lo venciera. Lucharon pero no hubo vencedor claro. Entonces unen sus fuerzas y nace entre los dos una gran amistad en la que juntos superan muchas pruebas.
Gilgamesh se convierte en héroe y la diosa Innana le declara su amor, pero el la rechaza para ir al encuentro de sí mismo. Enfurecida, la diosa les envía un toro, al luchar contra él Enkidu muere. Desolado Gilgamesh se da cuenta de su propia mortalidad. Entonces, cuenta el mito que se lanza a la búsqueda de la inmortalidad, escondida en una planta. Pero no la consigue ya que ésta es devorada por una serpiente.
La serpiente, que es símbolo de sabiduría en muchas de las antiguas civilizaciones, enseña que para evolucionar hay que ir dejando cosas atrás, al igual que ella deja su piel. Así para emprender el camino del héroe el ser humano debe desprenderse de ciertos apegos que hasta ahora nos han acompañado.
La conquista de sí mismo comienza cuando se cumple con entrega con el deber propio. Nunca faltará la ocasión para que ese héroe se ponga a prueba. En esta época en que a la humanidad le ha tocado luchar contra un adversario pequeño pero matón -el Coronavirus-, los héroes se han manifestado.
Hoy más que nunca los héroes están de moda.