El taller Urania de Nueva Acrópolis Barcelona que tuvo lugar en junio giró en torno a conocer y reflexionar sobre ese concepto tan amplio y misterioso: ¿Qué es la vida? ¿qué entendemos por ella? y cómo la ciencia propone buscarla más allá de la Tierra, o Gaia, como llamaban los antiguos griegos a nuestra casa cósmica.
Los participantes estudiamos durante dos apasionantes tardes, repletas de preguntas, las posibilidades que nos ofrece nuestro propio sistema solar, como Marte —de gran actualidad por la nueva exploración que ha iniciado el Rover Perseverance— o la luna de Júpiter Europa, una posible candidata a albergar un océano de agua líquida bajo su corteza helada.
También investigamos los métodos para detectar y acercarnos a esos otros planetas que giran en torno a otras estrellas, los llamados exoplanetas, descubriendo que en Próxima Centauri —una enana roja perteneciente al sistema estelar más cercano a nosotros— orbita un planeta, dentro de lo que se llama la zona habitable, en el que podríamos encontrar ese elemento que consideramos indispensable para la vida: el agua.
Desde 1995 ya se han descubierto casi 4500 exoplanetas gracias a técnicas como la velocidad radial, con la que vimos de forma divertida qué tienen que ver las piruetas de unos patinadores sobre hielo con la sirena de un coche de bomberos. También vimos cómo percibir a los compañeros de las estrellas con el método de tránsito, por un pequeño guiño que provocan con su brillo.
Cada nuevo descubrimiento nos hace más humildes, pues la variedad de mundos que encontramos supera con mucho la imaginación de los investigadores. De momento, casi de forma natural, ansiamos encontrar esa otra semejante y amable Tierra gemela, en la que quizás la vida que se manifieste sea de nuestra comprensión.
Por último, reflexionamos sobre cómo establecer alguna comunicación con alguna otra inteligencia que habite el universo. El programa SETI encabeza estos esfuerzos ya desde 1971, con hitos tan importantes y misteriosos como la señal Wow, recibida en 1977 o la detección del primer objeto interestelar cruzando el sistema solar, Oumuamua. Su extraño comportamiento ha abierto el debate en la comunidad científica acerca de su naturaleza.
Sin duda, con la última estimación de que podría haber más de 300 millones de planetas similares a la Tierra solamente en la Via Láctea, se hace difícil pensar que estemos solos en la que el gran Carl Sagan llamaba la inmensa arena cósmica del espacio.