Charla sobre Alquimia

 

 

 

 

 

D. Juan Adrada, director de Nueva Acrópolis en Alicante ha presentado una disertación sobre la antigua ciencia de la Alquimia.

Si bien la alquimia tiene actualmente una reputación muy dudosa, explicaba el ponente, y el conocimiento que de ella se tiene responde a imágenes estereotipadas heredadas de antiguas épocas donde el prejuicio prevalecía antes que la razón, hay otros puntos de vista para considerar a la Alquimia.  Esta antiquísima ciencia, más que una práctica de laboratorio o una búsqueda del oro como metal precioso, se acercaba a una filosofía, era una búsqueda de la verdad a través del estudio del ser humano y de la Naturaleza.

D. Juan Adrada ha puntualizado que, en realidad el oro al que se refieren los verdaderos alquimistas es la búsqueda de la verdad, de lo que es luminoso y elevado, de lo que se parece a la luz o al sol. En los libros de alquimia se pueden encontrar principios filosóficos, valores morales que influyen en la realización de la “gran obra”.

Las otras supuestas finalidades hacían referencia a la búsqueda de la juventud, la panacea universal y la búsqueda de la felicidad. Sin embargo esos conceptos tienen un valor simbólico y no se refieren literalmente a la juventud física ni a la felicidad psicológica de los seres humanos, sino más precisamente a la juventud del alma, a la fortaleza interior, a mirar hacia adelante, a tener una actitud de mejorarse como persona; y la felicidad simbolizaba aumentar el nivel de conciencia, conocer el sentido de la vida y ser útiles a los demás.

Juan Adrada ha explicado los principios o leyes de la alquimia y los procesos o fases, refiriendo que la búsqueda del oro en la ciencia alquímica es la búsqueda de la sabiduría, es alcanzar la conciencia de nuestra propia inmortalidad a través de la cual se podrían desarrollar las potencialidades del ser humano. Era en definitiva una búsqueda iniciática.

Esta búsqueda se realizaba en tres fases llamadas, la primera, nigredo y que significa “la obra en negro”, y hace referencia a un trabajo de introspección para llegar a lo más profundo, a lo más oscuro de uno mismo, a las debilidades, fragilidades, miedos, etc. para poder superarlos e iniciar el proceso de transformación. La segunda fase, el albedo u “obra en blanco”, estaba relacionado con la Luna, con Isis y la resurrección de Osiris como símbolos de la adquisición de la conciencia de sí mismo, el conocer quién soy y cuál es mi finalidad, y en este fase aparece el anhelo de perfección, de ser mejores que se persigue a través de toda la vida con la finalidad de evolucionar. En cuanto a la tercera fase, o rubedo, “la obra en rojo”, está asociada al Sol y a Horus, en ella el ser humano adquiere verdadera conciencia de quién es y se produce la fusión de la conciencia individual con la conciencia del todo. Es el retorno a la unidad de la cual se ha partido. En la consumación de esta fase está la transmutación.

La charla ha sido muy completa y reveladora de la verdadera naturaleza de esta antigua disciplina que tuvo su desarrollo en culturas milenarias como la china y la egipcia y que llegó hasta hace pocos siglos atrás teniendo en la figura de Isaac Newton a su último y genuino exponente.

Author: Alicante

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