La profesora Maribel Portillo impartió la charla titulada Las Diosas, el poder de lo femenino.
Inicialmente, aclaró que estas diosas no se hallan en el exterior sino que son arquetipos, modelos, ideales o metas luminosas que se encuentran en la propia conciencia.
De una manera científica, Carl Gustav Jung, médico, psiquiatra y psicólogo probó que estos arquetipos forman parte del imaginario colectivo. Descubrió en el hombre el arquetipo femenino al que llamó ánima y al arquetipo masculino que se halla en la mujer le puso ánimus. Pero, el problema actual es que el alma femenina está ausente tanto en hombres como en mujeres.
De una manera más espiritual, el Antiguo Egipto enseñó en las escuelas de vida el rol masculino y femenino, por eso desarrollaron bien los arquetipos y había veneración del hombre hacia la mujer y viceversa. Actualmente, la falta de esos conocimientos no deja ver los modelos luminosos a los que aspirar y entonces aparece el conflicto entre hombres y mujeres.
Por su parte, la cultura griega recurre a los mitos, esos cuentos que se cree que nunca sucedieron pero que están sucediendo siempre. He aquí cuatro diosas, fuente de auto conocimiento e inspiración para las mujeres.
Afrodita: simboliza la amante, el amor y la belleza irresistible, necesita ser amada y sufre mucho si no se siente querida. Es independiente. Marilyn Monroe presenta rasgos claros de este arquetipo.
Atenea: encarna la hija, la juventud, la energía puesta en acción; realista y pragmática estratega; moderada, diplomática y creativa. En su lado oscuro puede intimidar a los otros, despreciar a las mujeres débiles. Ejemplos: Marie Curie, Simone Weil, María Reiche…
Deméter: personifica la madre acogedora y generosa, educadora, iniciadora en los misterios de la vida y de la muerte. En su parte menos luminosa puede acusar el síndrome del nido vacío, caer en la depresión o ser posesiva con los hijos. Este modelo de mujer lo representan La Madre Teresa de Calcuta o Elisabeth Kubler-Ross.
Hera: representa la esposa y la fidelidad, la madurez, la unión consigo misma y con los demás. Pero, también puede ser celosa y vengativa. Así que, le conviene aprender a confiar y escoger bien el compañero. Cleopatra pertenece a este arquetipo.
La ponente destacó la importancia de diferenciar y conocer las necesidades de las polaridades masculina y femenina para encaminarse a una vida de entendimiento.
La mujer necesita para sentirse amada El hombre necesita para sentirse amado
- Atenciones Confianza
- Comprensión Aceptación
- Respeto Aprecio
- Dedicación Admiración
- Respaldo de sus sentimientos Aprobación
- Ser tranquilizada Aliento
En conclusión, quedó clara la necesidad de volver a traer los arquetipos para integrar los talentos diferentes y complementarios del hombre y de la mujer y encaminarse a una reconciliación de ambos sexos.