Todos podemos ser héroes si nos lo proponemos, si conseguimos vencer tantas y tantas trabas que nos impone nuestra personalidad, inmersa en la zona de confort de la que no se atreve a salir. Héroes de nuestras propias pruebas, para encaminarnos después a ayudar a los demás y conseguir el bien común.
“La heroicidad consiste en enfocar cada día, cada acto, como una prueba en la que todas nuestras fuerzas, desde las físicas hasta las sutiles de la inteligencia y del alma, van a entrar en juego. A veces caeremos, y otras tantas, y cuantas hagan falta, nos volveremos a levantar… Entonces, ¿no sientes aún al héroe en ti? Hazle un sitio y lo verás crecer como una columna en tu propio interior”.
(El héroe cotidiano, Delia Steinberg Guzmán).