En el año Europeo del Voluntariado, cuando se evidencia y se fortalece el papel del trabajo altruista en la sociedad europea, vamos a hablar con tres jóvenes voluntarios que están dedicando su tiempo a formarse y a ayudar a los demás en Nueva Acrópolis Barcelona.
Qué quiere decir ser un “filósofo voluntario”?
Melba: En principio para mí eran conceptos separados. La filosofía siempre me ha acompañado, en el sentido de cuestionarse y no aceptar las cosas porque sí, sino buscarles un sentido. Pero siempre lo he buscado para mí, y siempre estaba vacía. Fue cuando me di cuenta que dando a los demás era cuando más llena me sentía. Cuando uno da consciente del sentido que tiene su acción es cuando se va creando este camino que es ser filósofo voluntario.
Irene: Es ayudar a los demás con conocimiento de causa. Porque si conozco la naturaleza del ser humano, sus virtudes y defectos, puedo ayudarle mejor.
Eliselmo: Para mí es comprender el sentido de la vida. La filosofía si no se aplica es un simple discurso y depende de nosotros que sea una herramienta verdaderamente útil. El filósofo voluntario es aquel que a la vez que se construye a sí mismo, como una persona un poco más generosa, justa y consciente, construye también un mundo mejor.
¿Qué es lo que hacéis de diferente?
Melba: Se contribuye en mejorar la situación objetiva de las personas de manera consciente. Promover un cambio no es exactamente la actividad en sí misma, sino la actitud con la que la realizas. Puedes generar un cambio visible a través de una actividad ecológica por ejemplo, pero también puedes influir positivamente en la gente a través del ejemplo.
Irene: Un trabajo solidario sobre unas bases morales sólidas, objetivas y lógicas…
Eliselmo: Creo que damos la posibilidad a todos de descubrir sus virtudes y de encontrar un lugar donde soñar y dónde vivir sus sueños. Ser uno mismo es lo más importante. Y lo mejor de todo: conocer, convivir y compartir conocimientos y experiencias con otras personas que, como nosotros, están bus cando realizar sus sueños.
¿Es útil para tu vida?
Melba: Sí. Es como tener enchufada una batería, es una fuente de energía a pesar de las dificultades de la vida cotidiana. Es un alimento que te permite superarte y seguir con entusiasmo.
Irene: ¡Mucho! Me ayuda a tener presente que todas las cosas tienen una causa y un efecto, y que hay que trabajar por un objetivo.
Eliselmo: ¡Tan útil como una linterna en la oscuridad! La filosofía me ayudó a confiar en que las cosas pueden ser diferentes y que tengo un papel importante pues soy también responsable de lo que le pasa a la humanidad. Además, poco a poco, voy poniendo estos conocimientos en práctica y descubro que el cambio es posible y que depende exclusivamente de que nosotros lo queramos y lo realicemos.
¿Y es útil para la vida de los demás?
Melba: Sí, en la medida que solucionas situaciones puntuales o das ejemplo.
Irene: Espero que la vida de quienes hayamos ayudado haya mejorado y al menos, que a quienes nos han visto actuar les haya servido para comprobar que aún hay muchas personas idealistas que actúan con honor, según lo que sueñan.
Eliselmo: Yo diría que es fundamental. Cada uno debe encontrar un sentido para su vida y comprobar por sí mismo que las cosas pueden ser mejores. Hacer algo más que quejarse o dejarse arrastrar por lo que dicen los demás. Para todo esto la filosofía aporta mucho.
¿Qué quieres para tu futuro y para el futuro de los jóvenes de hoy?
Melba: ¡Unión! Que todos vivamos más por lo que nos une que por lo que nos diferencia. Que podamos lograr una convivencia basada en la armonía entre nosotros y con la naturaleza.
Irene: Quiero simplemente que perdamos el miedo a mejorarnos a nosotros mismos y al mundo.
Eliselmo: Veo el futuro como un niño que tenemos a nuestro cargo, lo que será mañana dependerá de cómo lo cuidamos hoy. Me gustaría que todos los jóvenes pudiésemos ser realmente libres y conscientes de nuestro compromiso con él. No como una obligación sin fundamento, sino como un desafío, una conquista de sí mismos y de nuestro porvenir.