En conmemoración del Día Mundial de la Filosofía, y como parte de las actividades patrocinadas por la UNESCO y la Semana de la Ciencia de la Comunidad Valenciana, tuvo lugar a mediados de noviembre en la sede de Nueva Acrópolis Valencia, una charla sobre el “Legado de la filosofía griega en la ciencia actual”, ofrecida por la doctora en Biología Isabel Pérez Arellano. La conferenciante enlazó dos temas que hoy en día suelen parecernos totalmente distintos e inconexos, la ciencia y la filosofía. Sin embargo, la ponente nos recordó que en realidad la ciencia occidental nació en Grecia de la mano de los filósofos presocráticos –que eran llamados físicos–, por su interés en conocer los principios primeros de la naturaleza. Los griegos querían encontrar una explicación razonada del cosmos, consideraban que la naturaleza está regida por leyes y que el hombre puede conocer esas leyes, gracias a que posee Nous, el órgano psíquico que engloba las capacidades intelectuales e intuitivas del hombre.
El éxito griego radicó en su gran libertad intelectual, por una parte con el eclecticismo suficiente para admitir todo tipo de ideas, tratándolas con respeto y consideración, y por otra, con una gran capacidad para cuestionar y debatir todas las ideas, utilizando un método racional. Los filósofos griegos nos enseñaron los silogismos, las definiciones, el método de reducción al absurdo, las paradojas, los dilemas, el uso del diálogo, la mayéutica y la ironía socrática, entre otros. Platón y Aristóteles reflejan las dos vías de conocimiento que han influenciado la ciencia, el método deductivo y el inductivo. Entre Pitágoras, Platón, Aristóteles e Hipócrates, dieron nacimiento y desarrollaron disciplinas como la música, la aritmética, la geometría, la física, la astronomía, la biología, la botánica o la medicina.