En el mes de febrero los podcasts del Espacio Luzarra, tanto el de La mirada poética como el de El valor de las palabras, han estado dedicados a, revolucionario del pensamiento humano quién preconizó un universo infinito.
Este sabio que vivió entre 1548 y 1600 asistió a la guerra religiosa entre católicos, calvinistas, luteranos y protestantes que desgarraba Europa. Un momento en que la religión y la fe estaban en su máximo apogeo. Sus intentos de reconciliar todas las facciones fracasaron.
En ese contexto se alza Giordano Bruno, con ansia de buscar la verdad más allá de creencias religiosas y fanatismos. Para él Dios está en todas partes y en todas las cosas y no hace falta intermediario ni Iglesia para entrar en contacto con él.
Este erudito, adelantado a su tiempo se atrevió a hablar del infinito, cuya etimología es la siguiente: adjetivo proveniente del latín infinitus, que significa ilimitado, que no tiene límites ni de inicio ni de fin. Se forma con el prefijo de negación in y el participio finitus del verbo finire delimitar o limitar.
Giordano Bruno fue quemado vivo en la hoguera por hereje. No solo hablaba de que la tierra giraba alrededor del sol y había infinitos mundos, infinitos soles, sino que hablaba de la presencia divina en todo, en un ser humano capaz de desprenderse de prejuicios, de vincularse a través del amor a la convivencia, a la fraternidad… era realmente incómodo.
En la actualidad la ciencia y la tecnología modernas están demostrando que sus afirmaciones eran verdad.
Finalmente queda reconocer y agradecer el trabajo y la entrega de Giordano Bruno por ser una estrella que a pesar de la distancia y el tiempo sigue enviando su luz a la humanidad.