Con motivo del Día Mundial de la Tierra, el profesor Francisco Sánchez impartió en el Espacio Luzarra una charla-coloquio con el tema “Fidelidad a la Tierra”.
Con el objetivo de crear un ambiente de reflexión, empezó por hacer la siguiente pregunta: ¿Por qué debemos fidelidad a la tierra? Para responder, planteó esa cuestión desde un punto de vista científico y filosófico. Explicó la hipótesis científica actual de cómo está formado el planeta y el campo magnético que lo rodea; describe la parte más física del planeta. Con la más avanzada tecnología investiga todos los fenómenos posibles que ocurren, para comprender y controlar su naturaleza.
Pero, ¿tiene el planeta, tal como los seres que lo habitan, otro cuerpo más allá del material y magnético?
La filosofía esotérica revela un planeta Tierra vivo, con alma, y que da existencia a una enorme multiplicidad de otros seres. Según las enseñanzas más antiguas de Oriente, traídas por la filósofa Helena Petrovna Blavatsky, la vida está por todo el universo; con lo cual los planetas, incluida la tierra, también tienen vida. Tienen un cuerpo físico, energético, emocional y mental, eso que los antiguos alquimistas llamaban los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego.
Comparando los conocimientos científicos y filosóficos, se puede ver que la ciencia actual, describe con bastante semejanza lo que las enseñanzas esotéricas ya sabían sobre la estructura interna del planeta. Sin embargo, estas van más allá, revelando la existencia de un cuerpo más sutil que la envuelve, tal como ocurre en los seres humanos. Con esto se deduce que el planeta es un ser con alma, que proporciona vida y alimento a otros entes, como hace una madre que cuida a sus hijos. De ahí la expresión «Madre Tierra» que está presente en multitud de culturas y civilizaciones, conscientes de que el planeta es su madre, la madre de todas las madres y como tal se le debe total fidelidad.