Las campañas de Napoleón en Egipto supusieron una gran revolución cultural, abriendo la puerta al idioma egipcio gracias a un descubrimiento casual: una estela conmemorativa del faraón Ptolomeo V, escrita en tres idiomas -el griego, y dos versiones distintas del idioma egipcio, jeroglífico y demótico-, encontrada en la ciudad de Rosetta.
Tras más de 20 años de estudio, un francés, autodidacta y gran erudito en lenguas antiguas, Jean Francois Champollion, consiguió descifrar este maravilloso idioma que es a la vez simbólico y fonético. ¿Cuál fue la clave? El descubrir que los cartuchos egipcios englobaban el nombre de los faraones. Esta primera correspondencia entre los distintos textos sirvió de piedra angular alrededor de la cual el joven Champollion pudo probar sus hipótesis de trabajo, hasta llegar a descubrir las leyes gramaticales que lo rigen.
Su corta vida estuvo dedicada íntegramente a este desciframiento, mostrando un gran amor y una fuerte conexión con la civilización egipcia.
