La felicidad ha sido y es una preocupación constante en nuestra vida, lo que la convierte en un motor de búsqueda que nos impulsa a un movimiento y una acción para conseguir ese estado de paz interior que tan esquivo se nos muestra en nuestro mundo actual.
En la charla se analizaron los factores que a veces nos confunden y nos dificultan para la consecución de este sentimiento de bienestar, y se describió el pensamiento de Aristóteles sobre este tema. El espíritu pragmático y empirista de Aristóteles le hizo establecer un método de trabajo con uno mismo, basado en una clasificación de las distintas partes del ser humano. Para Aristóteles, el alma del hombre estaría dividida en un alma mortal o sensitiva y en un alma inmortal o racional, que es la propiamente humana. Aristóteles propone el cultivo de la areté, de la nobleza o excelencia de nuestro carácter como paso indispensable para llegar a la plenitud del ser o realización personal, que él llamó eudaimonía.