La filosofía oriental enseña que el dolor es producto de la ignorancia y también un signo de que algo no está bien en nosotros. Ante este problema es necesario adquirir un poco de conocimiento sobre nosotros mismos y sobre las grandes verdades, para conseguir algunas respuestas. Los filósofos y metafísicos hindúes creían que existía un “camino”, al que llamaban Sadhana, y una Ley, que llamaban Dharma, una ley universal que ayudaría a comprender que todo tiene un fin predeterminado. Inmaculada comentaba que todo lo que nos ocurre tiene un sentido, y una causa. Cuando comprendemos que el verdadero sentido de todo lo que acontece, es vivir conforme a las leyes de la naturaleza, y en la medida en que los acontecimientos externos no nos perturben, iremos consiguiendo un mayor dominio de nosotros mismos y la serenidad, imprescindible para conseguir un poco de felicidad en esta tierra.