Nueva Acrópolis Zaragoza ha ofrecido un ciclo de filosofía China, en esta ocasión nos acercamos al gran filósofo chino Confucio. Sus enseñanzas han trascendido el tiempo hasta nuestros días y durante muchos siglos fue la doctrina confucionista oficial en la antigua china y se utilizaba como base ética para formar a los funcionarios.
Confucio se consideraba transmisor de enseñanzas muy antiguas y hacía referencia a épocas remotas donde reinaron reyes sabios. Decía que su misión de instructor venía del cielo y que su labor se debía a toda la humanidad. Enseñó un gran respeto por las tradiciones de sabiduría antiguas, sus ritos y su forma de interpretar el orden cósmico que denominó Orden LI. Por esta razón antes de comenzar a hablar en cualquier lugar donde era requerido siempre pedía permiso a los más ancianos.
Enseguida destacó por su lucidez y eficacia y llegó a ocupar el cargo de Ministro de Justicia en el estado de Lu, que gracias a él, conoce una época de esplendor moral, administrativo y económico.
Según Confucio existe un Orden Li en el Universo que se plasma en el ser humano a través de la ética y en la sociedad a través de la política. La política se hace mediante hombres éticos. “El orden político es fruto del orden ético”.
Promueve una educación universal basada en el mejoramiento del ser humano y en el principio de identidad de todos los seres humanos en lo esencial. Esa parte espiritual que proviene del Cielo y que es el fundamento de la fraternidad universal.