Dentro del ciclo dedicado al Día Mundial de la Filosofía, la escuela de filosofía Nueva Acrópolis rinde homenaje a una serie de personajes que nos han acompañado desde siempre y que, hoy más que nunca, son dignos de buena parte de nuestra atención: los filósofos estoicos.
Y es que los tiempos en que los estoicos nacieron y se desarrollaron (hace unos 2.300 años, principalmente en el seno del Imperio Romano), no son tan distintas de los actuales. En aquellos momentos, las guerras eran continuas, y la situación política del Imperio se veía bastante comprometida, en especial cuando fue emperador Marco Aurelio, el Emperador Filósofo, pues se pasó gran parte de su vida fuera de Roma, dirigiendo campañas contra los bárbaros. E incluso en aquella situación de vivir constantemente en un campamento de guerra, Marco Aurelio desarrolló una visión de la vida y nos dejó unos pensamientos y ejercicios tales, que nos siguen impresionando hoy en día por su claridad, lucidez y justicia.
Hoy en día, la mayoría de nosotros no vivimos en un contexto de guerra, por fortuna. Sin embargo, hay tantas cosas en nuestro día a día que nos llegan desde todos lados (problemas laborales, preocupaciones económicas, convulsión social…) que muy bien se puede comparar el nivel de estrés de una guerra con el de nuestros días.
Aquí es donde la filosofía estoica nos viene a dar una respuesta contundente a la pregunta de cómo podemos mejorar nuestra calidad de vida. Ellos afirman que podemos, y debemos, controlar lo que pensamos y lo que sentimos, centrándonos en los pensamientos que nos conducen a cosas positivas en lugar de regodearnos en los pensamientos y sentimientos destructivos.
Los estoicos eran famosos por su afán de convivencia, haciendo hincapié en que nuestras acciones deben siempre ir en beneficio más de la colmena que de la abeja (es decir, la colectividad antes que lo individual y egoísta).
La filosofía estoica fue diseñada para poder ser aplicable en cualquier circunstancia y lugar de la vida. Es por eso que en Nueva Acrópolis Castellón les hemos querido ofrecer un espacio de honor. Agradecemos a los ponentes, y también al público asistente, que desafió las circunstancias para llenar un poquito su corazón de una filosofía bellísima y de lo más práctica.