El Centre cultural Castalia, combina el voluntariado con el sentir ecológico

Hace unas pocas décadas, apenas dos o tres, cuando nuestras madres nos enviaban a comprar el pan, o a por fruta a la frutería, o a hacer cualquier recado, lo normal y habitual era coger de casa una bolsa de tela, reservada para tales ocasiones, y usarla para llevar y traer lo que fuera que habíamos ido a comprar. Las había blancas y planas, pero seguro que muchos recordamos esas bolsas decoradas y pintadas por nuestras queridas madres o abuelas con motivos animales, florales…

 

Hoy en día, lo habitual es justo lo contrario: en los propios establecimientos nos dan, antes gratis, ahora por “módicos” precios, bolsitas o bolsas de plástico de usar, agujerear y tirar, porque suelen ser tan finas que apenas aguantan uno o dos usos.

Este hábito, unido a muchas otras pequeñas costumbres, hacen que llenemos nuestra vida de una cantidad de desechos plásticos que no se aprecia por ser poco llamativa y cotidiana (una bolsita por aquí, un envoltorio pequeño por allá, las anillas que mantienen unidas las latas, botellas o garrafas de agua…), pero basta con hacer la prueba, y observar la cantidad de plásticos y micro-plásticos que generamos en un solo día. Nos quedaremos asombrados.

Es evidente, pues, que debemos hacer todo lo posible por reducir la cantidad de plásticos que utilizamos y tiramos a diario. La separación de basuras en categorías, y su posterior reciclaje, desde luego ayudan y son el mínimo indispensable que todo ciudadano con conciencia ecológica debería adoptar. Pero Nueva Acrópolis Castellón, en el Centre Cultural Castàlia, dio un pasito más.

Se realizó, con este ánimo, un taller de confección de bolsas de tela, desde cero: patrones, costura, diseño… hasta la decoración entró en el programa. ¿El objetivo? Que los y las participantes adquiriesen el conocimiento básico para realizar estos útiles complementos, y que así puedan, en sus casas, empezar a utilizar estas bolsas de tela para, así, reducir entre todos la lacra ecológica del plástico.

Un pequeño plus: las quince bolsas confeccionadas durante el taller fueron donadas al Comedor Social La Concordia, en Valencia, para que los usuarios de dicho comedor puedan incorporar este hábito sin que les suponga un sobreesfuerzo.

Bravo a Dona.Enter por la iniciativa, y bravo a las siete personas que dedicaron esa tarde de sábado a aprender una destreza que puede hacer tanto bien a nuestro amado Planeta Tierra.

 

 

https://youtu.be/IG7O-2vb6GU

Author: Castellón

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