La observación de la naturaleza nos ofrece la constatación de que el universo y la vida se mueven en ritmos cíclicos. Todo retorna a un punto de origen desde donde vuelve a comenzar, para que podamos vivir nuevas experiencias sobre un mismo fondo. Los días y las noches, las cuatro estaciones… todo se sucede. Y esos mismos ciclos afectan al ser humano, que vive también biorritmos físicos, emocionales y mentales. La tertulia nos llevó a descubrir que esa repetición de la vida no es mecánica, sino que es un elemento pedagógico necesario para el aprendizaje, con tal de que entendamos cada repetición como una posibilidad de mejorar.