Recordar de vez en cuando con una charla divulgativa la contribución de este gran pensador a la historia de Occidente es un tributo necesario hacia un héroe que defendió con su vida unas ideas y unos principios científicos que gracias a él hoy en día se han vuelto naturales.
Pero todo progreso humano lleva consigo una parte de dolor, como fue el caso de Giordano Bruno, quien antes de que Galileo presentase tímidamente las pruebas sobre el sistema heliocéntrico, ya defendía a Copérnico, y lo superaba, hablando de infinidad de mundos, de soles y tierras, partículas vivas y conscientes en este inmenso Ser que es el Universo y que Bruno llamaba el Todo en Todo.
El precio de tener una mente adelantada a su tiempo, ya lo conocemos. Tal vez sea inevitable que los que van por delante tengan que sufrir la incomprensión de los que todavía no han salido de su pequeño mundo de sombras.