En marzo, el mes de la mujer, Alexandro Bello entrevistó a la poeta y rapsoda Carmen Martínez. Nacida en Bilbao en 1947, llena de vitalidad es autora de once libros, entre los cuales: «El latido del barro», «Versos sin tregua» y el último «Ese inmenso amor que duele tanto».
Cuenta Carmen que después de una vida dedicada al trabajo y a la familia la poesía llega a su vida de repente: «como un amante inesperado al que se entregó con pasión». A partir de entonces siente la necesidad de escribir lo que le atormenta. Ella habla de dos momentos especialmente duros en su vida en los que la poesía le sirvió de catarsis: la muerte de su madre y la de su marido .
Entre sus virtudes destaca la disciplina, para no perderse, para no entretenerse, a tal punto que si hoy tuviera que elegir una carrera sería la de militar. También ama la soledad, el silencio y la libertad. Escribe con sinceridad, de una manera auténtica, «abriéndose en canal». Ella dice que «la felicidad la vive y el dolor lo escribe».
Analizando la situación de la poesía en la época actual, Carmen se muestra esperanzada. Es testigo de la gran cantidad de jóvenes que se acercan a este arte y es de la opinión del poeta Gabriel Celaya cuando dice que «hay que hacer de la poesía un arma cargada de futuro».
Termina este viaje introspectivo, recitando uno de sus poemas «María Carnal» en la que muestra su lado más sensual para alejar esa imagen, dice, de mujer fría que quizás pueda transmitir.