En conmemoración del Día Mundial de la Filosofía se ha celebrado el IX Congreso de Filosofía, en la presente edición el tema ha sido “La filosofía y la dignidad humana”
Los ponentes han desarrollado el concepto de dignidad humana desde diversos puntos de vista, como el hecho de que más allá de lo postulado por Kant en relación a la razón humana, lo que nos hace verdaderamente humanos es considerar al aspecto racional indisolublemente unido al sentido de justicia y compasión.
Se ha abordado un sucinto recorrido por la historia de la ciencia poniendo el acento en su relación con la ética, como base sustentadora de la dignidad humana, un aspecto que ha sido dejado en manos de la decisión individual de cada investigador, equipo de trabajo o corporación. Es por ello que algunas de las investigaciones más financiadas sólo tratan de alargar la vida física o tienen un objetivo comercial, sin tener en cuenta los medios que llevan a esos fines y además no prima un interés justo y verdadero por la salud o el bienestar de la población y el medioambiente. Se ha abogado por rescatar una forma de vivir más comprometida y un interés verdadero por el conocimiento más allá de su aplicación comercial inmediata.
Se ha explicado que la Filosofía fue cayendo en el desprestigio a medida que se convirtió en mera especulación mental. Pero el hombre no solo necesita conceptos intelectuales, sino vivencias humanas. La filosofía no es un barniz cultural propio de intelectuales, es una herramienta práctica que ha de enseñarnos a comprender el mundo, a encontrar el sentido de la vida, a construir la propia personalidad, mejorando nuestras actitudes y deseos, sentimientos e ideas. La filosofía es un camino para encontrar la verdadera dignidad humana, aquello que nos da valor ante nosotros mismos y los demás.
Añadimos a todo lo anterior la explicación de que habitualmente, el ser humano en la sociedad actual, vive inmerso en un engañoso sentimiento de inmunidad ante las catástrofes, convencido de que nunca le alcanzarán. Sin embargo, un incendio, accidente, inundación, terremoto o conflicto bélico, pone a las personas a prueba, ya sea sufriendo las consecuencias, o actuando en ayuda de quienes lo necesitan. Para todos, la prueba esencial, es no renunciar a la dignidad. Con ejemplos concretos de situaciones donde la vida humana queda a merced de factores, a menudo imponderables, las distintas reacciones humanas se asientan en la integridad moral de los afectados. Es por ello que la idiosincrasia, donde la educación juega un papel fundamental, influye decididamente en el comportamiento y reacción de los individuos frente a las calamidades. La dignidad no se gana ni se pierde con la adversidad, sino todos los días.