En esta charla online se trató de desentrañar algunas claves de interpretación de la inmortal novela de Antoine de Saint-Exupéry. El Principito es uno de esos libros cuya lectura permite descubrir un mensaje que llega directamente al Alma. No estamos ante un mero cuento para niños, sino que se esconde en sus páginas un profundo mensaje humanístico y filosófico, expresado con palabras sencillas y poéticas.
Saint-Exupéry tuvo una vida azarosa. Fue piloto de aviación y escritor, movido por profundas inquietudes vitales que reflejó en sus obras. A partir de su participación en la Guerra Civil Española empieza a preocuparse por el destino de la humanidad más allá de las ideologías y movimientos políticos y sociales. En 1942 escribió su obra más famosa, el Principito, y dos años más tarde desapareció tras un accidente aéreo sin dejar ningún rastro; tal y como se fue el Principito al final de la novela.
En esta novela se refleja como tantas obras de la literatura y el cine el mitema que Joseph Campbell definió como el viaje del Héroe, con tres etapas claras: la de la llamada de la aventura, cuando el Principito se despide de su vida cotidiana y siente la necesidad de viajar a otros planetas; el periplo por distintos planetas poblados de variopintos personajes, que representan las distintas tipologías humanas, y la llegada a la Tierra, en la que a su vez se encuentra con diversos personajes (el aviador, la serpiente, el zorro), simboliza las pruebas del Héroe; y finalmente el regreso a su planeta.
La parte que más ha calado entre los lectores es el famoso encuentro con el zorro, quien le dice que para llegar a convertirse en su amigo el Principito ha de “domesticarlo”, ha de crear lazos. En este diálogo aparece la famosa frase que da la clave de la obra: no se puede ver sino con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos. A través de esta obra, de su profunda poesía, se puede aprender a mirar con el corazón, a descubrir ese Principito eternamente joven que habita en cada uno de nosotros.