¿Es posible que la estructura íntima de la materia tenga una base matemática o geométrica? El descubrimiento del número fi (llamado así en honor del escultor griego Fidias) y la sucesión de fibonacci nos hablan de una divina proporción que se refleja en la naturaleza. Era conocida desde tiempos de Pitágoras y Platón, que ya hablaban de los sólidos platónicos… El conferenciante nos mostró ejemplos sorprendentes: la danza que realizan los planetas en el cosmos -cuyas órbitas dibujan auténticos mandalas-, el crecimiento de las flores, los ojos de los insectos, las formas espiraladas de los caracoles, y los grandes monumentos arquitectónicos y escultóricos de la Antigüedad. Todos ellos nos conmueven por su belleza, y detrás de todos ellos aparece siempre esta misma proporción áurea.