«Equilibrio en la era del ruido» tardeo filosófico en la Escuela de filosofía a la manera clásica Nueva Acrópolis en Almería. Tardeo a cargo de Nadia Ferrer y Ana Gálvez. Existe demasiado ruido alrededor: por el ajetreo general, asuntos familiares, la mente, etc. Hay que atender distintas demandas del cuerpo, hacer frente a su inercia o gusto por la comodidad.
El equilibrio puede verse en tres planos o niveles, tres dimensiones humanas. Soma o cuerpo, psique y Nous o entendimiento. ¿Cuál es nuestro papel? Tener conciencia sobre ello y gestionar sus respectivas demandas.
Las demandas de cada plano
Cuerpo: dar proporción y armonía al cuerpo. Platón recomienda la gimnasia como disciplina de la fuerza. Es necesario tener un cuerpo sano para tener un alma sana. Permite desarrollar otras capacidades internas. Un cuerpo físico sano puede ayudar a una vida virtuosa. No tener conflictos con él. Buscar herramientas para experimentar con él.
Energía: desafiar los límites; conocer los ciclos de energía. Una serie de ejercicios prácticos permitieron percibir sensaciones, tanto de equilibrio como de desequilibrio, según el ruido que nos afecte.
Emocional: quiere cosas. Su naturaleza es variable, cambiante, con disfraces. Lo desequilibra el miedo. Se teme lo que se desconoce, por lo que es bueno conocerse para combatir el miedo.
Mente: tiene ideas y ordena las cosas. Requiere armonía y estabilidad.
Nous: Su equilibrio queda representado en la figura mítica de Kairós y la balanza. El fiel es una navaja que corta el pasado. Kairós es calvo pero con un mechón por detrás (la oportunidad la pintan calva).
Se producen dolores por arrepentimiento, de algo que decidimos hacer y lo dejamos. «Sin lucha no hay mérito», dice H. P. Blavatsky. La mejor de las victorias: luchar por plasmar nuestros sueños. Armonía es e implica concordia, que es lo que lleva una cultura a una civilización. Una civilización se construye y se mantiene equilibrando en el fiel de la balanza lo material y lo espiritual.
Festina lente: con este aforismo renacentista, apresúrate despacio, se ejemplifica un modo de vivir y encontrar el equilibrio (vísteme despacio que tengo prisa). Buscarlo sin prisa pero sin pausa. En la mitología queda simbolizado por el delfín y el ancla.
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Gracias. Con ejemplos muy prácticos pudimos ver cómo es muy fácil perder la atención y cómo, con unas pequeñas indicaciones, es mucho más fácil mantener el equilibrio, en todos los sentidos. Hay que saber desconectar del ajetreo diario.