Charla a cargo de Lilia García Chiavassa, sobre una figura ampliamente conocida en América del Sur aunque casi un desconocido en este continente. Su asombrosa vida y legado le hacen merecedor de difundir su imagen, más allá de las fronteras de su amado país, Argentina.
Sarmiento fue un genio polifacético, que le enseñó a leer, a escribir y en cierto modo, a pensar a los argentinos, y a muchos americanos, directa e indirectamente. Fue alguien empeñado en derribar la ignorancia, las injusticias, la falta de oportunidades… con un par de obsesiones por las que luchó toda la vida: la educación y la unión del país.
En esta ocasión la disertante se ha centrado principalmente en los esfuerzos titánicos de Sarmiento por romper los velos de la ignorancia. Sarmiento no fue solamente un maestro de aula, sino que fue el motor impulsor de la política educativa que transformó a un país con un analfabetismo que rondaba el 71% de la población, cuando asumió la Presidencia de la Nación a 37% en el año 1914, 26 años después de su muerte cuando habían fructificado los cientos de proyectos puestos en marcha a lo largo de su vida. Actualmente damos por sentado que todo el mundo, al menos en los países desarrollados, sabe leer y escribir, pero esto no ha sido siempre así. A hombres como Sarmiento les debemos esta “habilidad”, les debemos que todos los niños tengan acceso a una educación pública, obligatoria, laica y gratuita. Sarmiento estaba convencido que “leer y escribir era la civilización entera”. Para Sarmiento la enseñanza era una elección de vida.