Si durante estos últimos tiempos hay un tema dominante en los medios de comunicación, éste es la crisis.
Muchos términos se utilizan para definirla, pero siempre hablan de su carácter económico y, como mucho, de una pérdida de valores morales que nos ha llevado a querer el beneficio a corto plazo más que el crecimiento equilibrado del sistema. De este segundo carácter de la crisis, el de la pérdida de valores, hablaremos con Cinta Barreno.
¿Cómo ves la crisis?
Como parte de la historia del mundo, que es una historia de crisis necesarias para marchar y mejorar. El mismo capitalismo funciona entre periodos de recesión y de euforia. Si uno analiza su propia vida, también verá que si se sabe transmutar las crisis personales en elementos válidos, éstas se convierten en una verdadera oportunidad para mejorar.
¿Quiénes son sus responsables?
Los medios de comunicación atribuyen la responsabilidad a unos banqueros egoístas y codiciosos que no han medido los riesgos que asumieron. Es cierto, pero no me gustaría abordar la crisis económica sin considerar que la han provocado también la distorsión de la escala de valores y la pérdida de credibilidad moral de todos aquellos que deberían velar por el buen funcionamiento del sistema.
¿La crisis se explica solo con causas económicas?
No. La gran paradoja del siglo XXI quizá sea que los avances tecnológicos y científicos no se han reflejado a nivel social, ético y cultural. Tras estos grandes avances y la comodidad que han generado, hoy se cree que uno puede ser feliz sin esfuerzos. Tanta falta de esfuerzo ha hecho que las aspiraciones más profundas del ser humano se hayan vuelto más materiales y que deriven a la decadencia de los valores. Éste es el terreno fértil de la crisis que se vive hoy.
¿Afecta más allá de lo económico?
Sí, se ve cuando se leen los diarios o se escuchan las noticias. La sensación es de que la humanidad ha llegado a su límite de incompetencia moral. Existen dos tendencias psicológicas en el momento, que son igual de funestas: por un lado, la que teme por todo aquello que es nuevo, creando inmovilismo, y por otro lado, la que huye hacia adelante sin rumbo. Las dos son fruto de la ignorancia y, como dijo Platón, de la ignorancia nacen todas las desgracias de los hombres.
Acláranos…
La mayoría de los seres humanos no son actores de su vida, sino espectadores. Así, son cada vez más dependientes de las circunstancias y esclavos de los deseos que se les plantean. La pérdida de los valores éticos deja a todos a la intemperie. Falta fortaleza interior y reconocer que la vida tiene un sentido, que va más allá del plano material.
¿Cuál es su consejo para recobrar este sentido?
Hay dos trucos para reconquistar la autenticidad y volver a ser actores de la propia vida: el conocimiento de uno mismo y los valores morales. Para encontrarlos no hace falta ir muy lejos, pues la filosofía clásica y los grandes pensadores de todos los tiempos nos lo facilitan.
¿Y la solución de la crisis global?
Restablecer las normas del buen uso y conducta; lograr un distribución más equitativa de la riqueza y una producción más comprometida con el planeta. Pero, en las esferas del poder, hay gente muy bien apalancada en esta obra maquiavélica. El cambio tiene que venir de la gente, mejorándose a sí misma, luchando contra la avaricia, el egoísmo, el miedo, la falta de responsabilidad, de integridad, de visión holística, ecológica y a largo plazo. En fin, luchando en el ámbito personal contra todos los antivalores que predominan en el panorama general.
Todo esto está muy bien, pero ¿por dónde empezamos?
Primeramente, hay que eliminar el vacío interior, la falta de metas y de ilusiones. Encontrar un sentido superior en todo lo que uno hace para adaptarse a los cambios manteniendo las convicciones propias. Pero esto no basta: la vida interior la hemos de compaginar con la acción. Tenemos que traer nuestra mejor parte y ponerla al servicio de los demás.
El trabajo altruista es la mejor herramienta contra el egoísmo, el individualismo y la profunda crisis de valores que vive la sociedad actual. Y si me permites, esto es lo que tratamos de hacer en Nueva Acrópolis a través del Taller de Filosofía y Voluntariado. Ofrecemos la oportunidad de encontrar estos valores atemporales y compaginarlos con la acción solidaria.
¿Se está terminando realmente la crisis?
Muchos dicen que esta crisis no es más que la punta del iceberg de un proceso mucho más sutil y complejo. Los tiempos que vienen requieren mujeres y hombres que no caigan ante las dificultades, que tengan una personalidad madura, que sean capaces de trabajar en equipo para desterrar sus aspectos negativos, sacando a la luz su mejor parte. Hay que luchar, esforzarse y cooperar para poder dejar un mundo mejor a los que vienen.
En verdad la perdida del sentido de la vida y la falta de jerarquización de valores, unido a la mas decadente concepción del hombre, del mundo y en general de la vida, es lo que pienso nos ha llevado a esta situación de calidad pública que nos agovia día a día. Es necesario una respuesta vigorasa volviendo a los valores atemporales, como habeís comentado.